Black-roses

Simulacro de suicidio

Quiero dejar de sufrir,
no me importa
a qué precio,
si para ello he de morir,
dejaré listo mi entierro.
Una eternidad de dolor
a cambio de un mundo
sin sentimientos,
donde eres la nada
que siempre fuiste,
donde yaces sola
en tu lecho.
Sola como siempre,
muerta como nunca,
insignificante como
mis pensamientos
y fría como la lluvia.
Cansada estoy
de estos sempiternos
instantes,
que duran un momento
y laten por infinidades.
Si este llanto no se acaba,
acabaré yo con sus raíces,
hasta que se acaben
las lágrimas,
y cesen las olas
que las cubren de hiel,
llenándome de cicatrices.
Porque rendirse
no es una opción,
tampoco una salida,
pero es más real y liviano
que esta puta tortura
sin dichas.
Sé que suena egoísta,
incluso cruel a oído ajeno,
pero nadie es imprescindible
y yo no soy la excepción a ello.
Es incluso macabro,
fruto de una profunda tristeza,
pero sin vida ya me encuentro
y nadie parece darse cuenta,
así que…
¿qué diferencia hay
entre estar aquí
o encontrarse bajo tierra?
Quizá me lleven más flores
siendo inerte por completo
porque siempre pesa menos
la gratitud que el propio
arrepentimiento.
Aún así,
yo no me hago ilusiones,
pues dime,
si no les importo ahora..
¿por qué les importaré luego?
En todo caso ya no lo sentiré
y sé que a nadie le pesará
mi recuerdo.
Todavía no estoy
lista para morir,
aún tengo miedo
de mirar a la muerte
a la cara sin temblar
por dentro.
Pero te juro que estoy haciendo
todo lo posible por perderlo,
porque no aguanto más esta
miseria,
porque ya no estoy dispuesta
a ello,
porque vivo resignada
matando mi “yo” interno,
para ya no sentir nada,
para liberarme
de mis sentimientos,
para no sentir el adiós
de esas personas que quiero.