Espérame hora, que cada día te aceleras más;
Porque me encuentro lento y débil.
Mis fuerzas se desbanecen sin parar en este desierto del silencio,
De dónde mi socorro a de venir;
Ciertamente de Jehová,
De quien se acuerda mi alma, la cual reconoce que a veces de él quiere escapar,
En los momentos de mi reveldía.
Pero hoy sé, si él no es mi ayuda, sencillamente perderé.
Pero si él va conmigo cualquier gigante venceré.
¿Hasta cuando estaré presente en este cuerpo débil sin ti?
Hoy mientras viva decido servirte y agradarte,
Pues, me cansé de fallarte
Y solo quiero ser útil para ti cada día de mi vida, hasta el fin.
Solo pido que me ayudes a seguir,
Para nunca alejarme de tu camino...