Él, viejo guerrero
en mil batallas consagrado
en jardines ha cultivado
bajo cálido aguacero.
Su adarga, de triunfos sabe
y su escudo conteniendo
los milagros de sentimiento
que con el tiempo son clave.
Arrodillado ante la circunstancia
derrotado por la ternura
es una lucha sin premura
vale mucho poseer la constancia.
Y, como joven luchador
vuelve a los campos de batalla
siempre su corazón estalla
en las luchas del amor.