“A propósito, ¿cómo andan tus fantasmas? Dales proteínas, no sea que se debiliten. No es buena una vida sin fantasmas, una vida cuyas presencias sean todas de carne y hueso”
MARIO BENEDETTI
Aniquilar la voz del alma…
alguna vez el artesano de los versos
se lo juró bajo el dolor de lo insufrible,
se lo inscribió en el corazón como infalible
y se lo impuso cual secuela de lo adverso.
Alguna vez, ya no interpuso sus sensibles
manos de seda que intuitivas entibiaban
la fría pluma que en las hojas deslizaba
y el verso ardiente que alentaba lo imposible.
Pero la vida es caprichosa como el alba
que recurrente trae la luz de madrugada,
porque el camino de la vida es alborada
y el verso es vida que sin verso agonizaba.
Aniquilar la voz del alma…
fue la promesa que devino en sólo un sueño
fue la intención que se deshizo en el camino
fue la certeza que marcaba ese destino:
ser de los versos artesano y también dueño.
Y aparecieron, como llegan los recuerdos,
inesperados, invasivos y sin cita,
invalidaron la ilusión de una gratuita
vida de encuentro, de verdades y de acuerdos.
Fueron fantasmas que siguiéronse cruzando
en el camino, en una esquina, en todos lados,
en el recuerdo, en el olvido... inesperados,
y el artesano, el juramento fue olvidando.
Aniquilar la voz del alma…
fue un juramento que fantasmas ignoraron
y el artesano retomó la pluma fría
que como espada hacia el pasado la blandía
y con sus manos muchos versos se recrearon.
Y queda siempre el artesano de los versos
con la ilusión de jubilar sus musas fieles
con la intención de redactar en sus papeles
una condena a sus fantasmas más perversos.
Pero al voltear hacia el camino del reencuentro
con los fantasmas que regresan del pasado
se queda inmóvil porque sabe que ha quedado,
un verso tibio entre sus manos... desde dentro.
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Código de registro: 1610299583680 Fecha de registro: 29-oct-2016 22:43 UTC