La Urna de la noche
Al fallecer la tarde
se escucha su lamento
y entrega con el viento
su cuerpo ya cobarde.
Cobra vida la luna
al perecer el sol.
Se esconde el arrebol,
su fulgor importuna.
Y reina ya la noche
con silencio desnudo
y van en paso mudo
estrellas en derroche.
Nosotros contemplamos
esa magia nocturna
y en esa inmóvil urna
silentes nos amamos.