Oh, generosos pechos de senos telúricos, ardientes del deseo de ser acariciarlos como en las borrascas. Que se dibujen en el firmamento mientras los siento en mi boca ardida de ellos. Los dardos del amor arremeten. Surgen desde tus encantos, son manifestaciones que generan el éxtasis de la pasión. Esta locura no cesa en ningún momento; redime las fuerzas para llenarme de la mujer que llevo dentro. Amaneced junto a mi pecho, renace en cada partícula como el ave fénix, descubre la profundidad anidada en el corazón. En la cárcel de tu amor. ¡Caed murallas de febril indiferencia¡ saetas que crucen tu órbita de embrujos, poséeme hasta llevarme a tu cielo…