Quien te hubiera visto así
Criatura indefensa de ojos blandos,
Cuerpo marchito y destino olvidado,
No hubiese advertido aquello que llegaría.
Sé que padeciste la pena de ser otro;
Sé que tu espejo, siempre que pudo, trizó tu reflejo;
Sé que todo nos pasó a nosotros.
Soñaste algo sin forma, perduraste en tu afán;
Robaste luz al día y empeñaste tus dudas a la luna
Para poderte ver como vos querías.
En el espacio vacío supiste estar
Te llenaste en él, robando cuanto pudiste del azar,
Imponiéndote a la contingencia ciega…
Así, lentamente la idea asomó:
Inmensa en su haber, fabulosa en su conquista.
Tu espíritu se desprendió de aquél yugo imberbe;
Signo tras signo, tu pizarra blanca y vacua
Se vistió del color que fuiste encontrando:
¡Y todavía casto te pusiste a volar!
Ahora ya te miro desde acá
Posado en otra nube del Tiempo, ¡oh alteridad profana!
Pero, aunque tan inmediato estés, no basta,
Pasan siglos y siglos, y siempre es hoy;
Somos insoportablemente el presente, apenas
Una palabra que va migrando con el pasar del viento.
¿Acaso habrá algo eterno cabalgando por los cielos?
¿Serán infinitas las fuerzas que tus alas despiden?
¿Pudiste emprender sin antes desprender?
Sé que tu testigo escribe en las noches
Sé que te pasa lo mismo que a mí
Sé que soy un pulso que late en vos.