No te burles de mi, no soy tan tonto
te amo pero no estoy ciego
sin reciprocidad me siento solo
y al amor no lo concibo como un juego.
Si le imprimes un lúdico concepto
e insistes en hacerlo tu partida
no juego el corazón, él se retira
y tus reglas de amor no las acepto.
En cambio si le pones sentimientos
y vamos en iguales condiciones
pongamos en la mesa corazones
y hagamos del amor un juego abierto.
Juguemos pero un juego cierto
¡arriesga!, arriesgaré lo mío
no me engañes, amor, que me lastimo
si por fin, acepto el desafío.