Desde el orto de nuestra era
el hombre es considerado
el sujeto
de la sentencia primera
que pronunció asombrado
y repleto
de orgullo el dios del mundo
sin que mujer
viera, cuando ahora abundo
en que no ver
mujer es desdén
tal que Dios de ser deja.
¡Sal de tu edén!
Lilit avisada deja
a Adán por Samael
y abandona cual abeja
el panal de rica miel;
Ser súcubo que no ceja
recogiendo la semilla
que el hombre desprecia
en las noches de carencia
las cuales aprovecha
para crear estirpe
cuyos nombres Lilims son,
hijas de demonios y madres
de vampiros que extienden
el eterno femenino por toda
la tierra.
La mujer es esencia, el hombre
es superficie y vapor.
La mujer es tierra y causa.