Relatos viejos…aprendizajes siempre
Con las olas de plata en sus cabellos
mi abuela me llevaba por su mares calmos,
su sonrisa libre, escapándose siempre
desde su rostro lleno de amistades y bienvenidas,
nadie quedaba afuera de su llamado,
todos eran cogidos en un gran abrazo
de sus olas de plata y sus relatos.
Cuantas historias en sus palabras
que brotaban como ostias ofertadas
a devotos en los templos de oraciones,
cuántos rincones mágicos revividos
de gente simple, de campesinos,
leñadores, amigos y parientes
con sus hazañas únicas
que causaron asombros
por sus imposibles intentados,
sin poder ser igualados
a pesar de los múltiples esfuerzos.
Cuantos problemas resueltos
sin ser sabios
solo mirando los procesos del tiempo
sin apresurar pasos…
solo paciencia, esperanza y fe renovada
del que espera y no desespera
ni menos apresura los tiempos
de la naturaleza y la madre tierra…
“ la fruta madura cuando madura, sin premura
ni se apresura al tiempo…
el tiempo no se pierde…el tiempo se gana,
se gana con paciencia”