Tras el ayer la flor yace marchita;
todas las conciencias que hoy gritaron
por lo que creían amar, se han consolado;
La agonía las había despedazado.
El tiempo se esfumó y ya nadie estima,
los bosques que el incendio ha desolado,
la gente que los meses han cambiado:
sólo quedan de esos pobres sus cenizas…
Y mirando hacia detrás sólo puedo
recordar a los que un día caminaron
junto a mí, en esta vida, sus recuerdos
no dejan de ser hoy algo manchado.
Caminan y se pierden mar adentro.
El mar de los recuerdos olvidados.