Velada está el alma
Y ningún hombre conoce su fantasía espiritual
Lo que tú eres para mí, es mi propio yo
La paz danza cuando la guerra enoja
En los jardines del Dios interior
Armoniza
Pagando con manglares llenos de imaginación
Creando poemas
Orgullo y vergüenza, brotan entre ilusiones
Cuando el papel del poema torna amarillo
Ingratitud del tiempo y la experiencia
Haciendo poemas muertos
Viejas hojas que mueren en los dedos
De un poeta
Agónico en pena
Angustia
Desilusión, al leer tanto dolor
Se implora a Dios externo
¡Bajad del cielo!
Que este tu ciervo
Carece de auto control
Santos fantasmas
De hojas que prevalecen en mi memoria
Señor maestro Borges
Ilumíname
Exorcízame
Inspírame
Con la bondad que este apasionado poeta
Logre un poema
Con la rapidez de un rayo
Y el sentir de quebrar todas las vértebras.