Me hundo en un pántano de sufrimiento sutíl y espantoso,
caendo estoy al abismo de avaricia y desdicha ajena,
siento que me consumo en fuego intenso que me sofoca,
me ahogo en un piélago profundo de sangre nuboso,
todo esto prevaleció en mí cuando dañe a alguien.
Me convertí en el sumo ruin de todo aquel dichoso,
fui el que detrimento a quien se oponía a mí,
cause mucho dolor a todo aquel que me busco,
solo para encontrar una salida a algo dentro de mí.
Solo estuve cierto tiempo meditando cada cosa,
me refugie en un mundo perfecto de solo amor,
reflexione cada vez que podía(solo una vez al día),
al final solo encontré una solución por temor,
no deseaba quedarme solo en la realidad.
Un bienio estuve recapacitando en soledad,
cada instante de reflexión era una eternidad;
no esperaba que llegará alguien que me diera felicidad,
llegó la mujer por la que daría mi vida en la realidad.
Fui pertinaz al comienzo para aceptarla como mi amiga,
pero no pude combatir lo que ella me expresaba hacia mí,
cada día se arrimaba para estar junto a mí,
no pude seguir luchando contra lo que yo sentía.
Ella era simplemente tierna como un bebé recién nacido,
extremadamente cariñosa como una madre a su hijo,
divertida solo para contagiar a los demás alegría,
animosa consejera de cualquier persona,
completamente bondadosa aún teniendo un problema.
Iniciamos amistad, me inspiré repentinamente;
aprendí cada virtud que existe gracias a ella,
experimente muchos sentimientos buenos para mí,
entendí que no todos son malos como pensé,
comprendí que el amor nace en cualquier lugar, me inspiré.
Solo bastó conocerla a la primera para confiar en ella,
me di cuenta que es la mujer para mí perfecta,
trataba de conquistarla a cada momento simplemente.
Tomé el valor de un perfecto valiente y le dije todo,
me respondió con un beso delicado en la boca,
me quedé pasmado hasta cierto tiempo,
le respondí como si fuera algo más que mi amiga.
Decidimos estar juntos hasta la muerte,
acordamos que el amarnos sería lo más importante,
apoyarnos mutuamente era una norma que prevalecía,
sinceramente teníamos leyes para cumplir como decía.
Todo fue tan perfecto hasta que se fue sin decir nada,
me dejó solo en este mundo con un duro pesar,
lloré como un niño descontroladamente caendo en depresión,
no sacaba las ganas para seguir con este dolor en el corazón.
Volví a sentir soledad como antes de que llegará a mí,
comprendí que el conocerla fue lo mejor para mí,
ahora entiendo que llegó para darme un buen sentido,
endulzó mi vida todo el tiempo que estuvo a mi lado.
Siempre la recordaré como la perfecta mujer,
la que es mi musa de cada poema que he de escribir,
una parte de mi corazón la ocupará ella,
y de ahí en adelante siempre la tendré presente en mí,
para mí es y siempre será el amor de mi vida.
Mi pasado es algo que nunca olvidaré, siempre estará dentro de mí.
Autor: Ánhel