Un niño llamado Bruno
tiene un perro llamado igual,
ellos salen después del desayuno
todos los domingos a pasear.
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Decir Bruno, crea confusión,
por muy extraño que parezca,
porque voltean los dos
al mismo tiempo la cabeza.
.
Si es Bruno el perro
o es Bruno el niño
a veces saberlo
es un martirio.
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Cuando tengas un perro
ponle un nombre distinto,
fíjate en el desespero
que vive este niño.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela