La locura ha invadido mi cerebro
(dicen los sedicientes sacerdotes
que predican la esencia del enebro
pensando que son jueces de Quijotes
y Sanchos que atesoran las primicias
de lo que deben ser nuestras dotes).
Yo vivo dichoso dándome albricias,
siendo extraño al común de los mortales
disfrutando de los dones cual delicias
que me protegen de todos los males.
No me importa el que dirán, ¡Que lo digan!
Me gusta como soy, como chavales
que juegan libres sin pensar si miran.
Bendito loco
el que se atreve a ser
aunque a otros duela
La diferencia
entre un loco y yo es que
yo no estoy loco
- Salvador Dalí-