Soy apenas un grano en el desierto
cuando quisiera ser la duna de una playa,
soy el rumor de un topo bajo tierra
cuando quisiera ser un trueno en la montaña.
Soy la semilla que no germinó en árbol,
la mariposa que se quedó en oruga,
un manantial vertido en las cloacas,
un arco iris ahogado entre las sombras.
Abro los ojos y escupo cuanto veo
la indefensión, la usura, la injusticia,
la podredumbre de jueces y gobiernos,
el conformismo de un pueblo y su desidia.
Y me dejo llevar por la corriente
añorando mis fieros manantiales,
las espumas feraces de mis fuentes,
las cascadas entre los pedregales.
Cuando los niños se acercan a mi cauce
bendiciendo mi lecho con sus juegos,
me doy cuenta que nada está perdido
que una nueva cosecha se apresura
que mis aguas aún son vida de vida
que aún me aguardan sorpresas y aventuras.