Cierto, no nos bañaremos dos veces en el mismo río, pero hagámoslo nuevamente, una y otra vez, que cada momento se vaya tras la fluctuante corriente que va a su paso difuminando todo en el vacío en que retumban los ecos de esos instantes gloriosos y sublimes, vivamos intensamente la singularidad de cada momento, que el tiempo no da tregua y lo que hoy tenemos mañana se nos escurre… como agua entre los dedos.