Su cuerpecito frágil de tres años,
su voz apagada
sus manitas quietas
sus ojitos tristes caedizos
su alma blanca no espera
voló a los cielos
empapada de sal y arena,
nos quedó el corazón helado
inundado de lágrimas
clavando una espina certera.
Un ángel más en el cielo
Aylan Kurdi,
apagó en la tierra nuestra alegría,
su grito quedó estampado en la roca.
Sólo su peluche blanco le espera,
cuando huía con su padre de la guerra.
Una playa turca,
un niño sirio,
desolación que espanta
y es tanta... y ¡tanta!
Esa orilla,
esa playa de olas desoladas
nos dejó la imagen
desgarrada en la retina y
su cuerpecito frio
tendido en la arena.
Cien rosas blancas sobre la arena.
4-9-2015
Corregido.
Dedicado a un niño sirio de nombre Aylan