Sentada en medio de la nada
esperando el amanecer,
viendo los primeros rayos de sol
que aparecen acariciando mi piel.
Sentir su calor...
la frescura del rocío en mi cara,
una brisa leve inunda mi cuerpo
con el frescor de la madrugada.
Somnolencia...
sentirme flotar en la nada,
escuchar el triño de los pajaritos...
los gorriones, jilgueros y calandrias.
Me deleito mirando al hornero,
haciendo una casita para su amor primero.
Juega entre las flores el benteveo
y con su magia volátil el picaflor,
liba el néctar de una flor.
¡¡Oh, sabia naturaleza...
cuanta es tu belleza:!!!
A lo lejos se escucha un arroyito cantarín,
dándonos su sublime concierto de violín,
mientras revolotean las mariposas,
saltando de rosa en rosa.
Las flores silvestres bajo los pies...
caminando sobre la hierba fresca,
el alma y la mente se renuevan,
con las bellezas de la naturaleza.
María Hodunok.