La Sirena.
Soberbio, del puerto de la esperanza
va partiendo mi Bergantín de amor.
Entre las olas, decidido avanza
no importando del agua su fragor.
Viento favorable lleva en alianza,
registrando en las velas su temblor
y transportando amorosa ordenanza
avanza decidido sin temor.
En el mar aparece una sirena
que con sus cantos mi sentido embriaga.
Muy pronto la niebla su cuerpo llena,
su silueta va haciéndose muy vaga
y diciéndome adiós con voz serena
mi exaltación en lágrimas naufraga.