Un día tomaremos las calles, nuestras calles, y saltaremos sobre sus azules cuerpos con armadura de cobardes,
seremos las voces de todos los callados,
y seguiremos de frente hasta su exterminio, para enterrar sus restos en las podridas fosas del olvido,
y florecerá la vida cubierta de anarquía y de jazmines,
donde los muros y jardines,
serán recuerdo a los asesinados, a los desaparecidos, a los olvidados,
y dejaremos la huella libertaria en la conciencia de los jodidos, de los parias de los marginados de los excluidos,
y morderán la tierra los tiranos y sus esbirros,
en la sedición y el frenesí, de un pueblo oprimido, con hambre de justicia,
de amor y rebeldía.