Oh latidos de mi ciudad,
que suenan en la catedral,
al compás de las campanas,
al momento de orar,
anunciando el despertar
de San Felipe, la capital
de un Yaracuy sin cesar,
ejemplo de lucha estelar.
Un sismo calló en el ayer,
tus siete templos de fe,
y te levantaste de nuevo,
bordando tu épico amanecer,
con un pueblo capitalino,
que revivió tus latidos.
En tu ejemplar trajinar,
el Río Yurubí ha vertido,
sus aguas en tu alma,
siendo testigo fiel
del verdor de tus montañas.
Y el Chimborazo imponente,
modela tu paisaje natural,
orgullo de los sanfelipeños,
motivos musas y sueños.
Ahora por tus calles ando,
y escucho tu palpitar,
desde la Plaza Bolívar,
frente a la catedral,
el sonoro campanear,
histórico y musical,
que anima a la gente,
en su fe e identidad,
orgullo de la ciudad!