Abstraído
cuenta sus pasos
uno, dos, tres;
no son tantos,
luego se detiene
con desgano.
Las espinas molestan
en sus pies descalzos
y vuelven los dolores
cicatrizados y rancios
a dejar las heridas…
Sangrando, sangrando.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela