Hoy volé por tus recuerdos,
y galopé con el tiempo,
sobre Unicornios del viento.
Fui cabalgando en los años,
oculto por el silencio…
Y te vi por tres balcones,
flor de otoño en viejo huerto…
I
Vi un aire de monarquía,
que te rodeaba cual velo.
Vi la seda en tus mejillas,
y sortijas en el pelo…
¡Anacrónica y albina,
hidalga entre los plebeyos!
Vi el \"Rocío de la Canela\",
y un traje de terciopelo.
Vi los juegos de charadas,
Esopo y el Cancerbero.
Letra prohibida en la almohada,
sufrir por diarios ajenos…
Fuiste dejando tu cuna
por unos libros de Homero.
Vi verano en tus muñecas,
primavera en tu intelecto…
Cambiar el baile y la fiesta
por Aquiles y Odiseo.
II
Mi corcel brioso y flamante,
movió sus alas de acero.
Y el cielo con sus diamantes,
me mostró quince luceros;
Como diciendo galante,
los años que sucedieron…
Vi adolescencia y romance,
serenatas y cortejo…
“San Sebastián” y sus calles,
“La Gruta” con su misterio…
La ilusión por estandarte;
desfilar frente al espejo…
Cupido y su paso errante,
ambrosía de los ensueños…
Aquel río “Caramacate”,
bucolismo y pueblo viejo…
Y en tu crisol delirante
Bécquer fundido en Homero
III
Y me fui con barlovento,
sobre el buque de los tiempos.
Navegué entre tus recuerdos,
atracando en varios puertos…
Y en uno te vi en tu boda;
Y en otro me vi en tu cuerpo.
Yo pedacito de luna,
tu mi sol y firmamento.
Yo para ti la fortuna,
tu para mí el universo.
Tuve tus brazos por cuna,
y tu amor por alimento…
Me fui quedando dormido,
tus ojos como el invierno…
Me arrulló un dulce sonido,
“Mantra” mágico y eterno…
¡Tu allá velando a tu niño,
yo aquí inmortal y sereno!