pregunto aquel hombre
- ¿tienes miedo a morir?
- claro que tengo miedo a morir nunca he matado a nadie, así que no sé qué es la vida arrebatada
- entonces es miedo a la muerte
- tanto que la mencionas, es como si le tuvieras mucho mas miedo que yo, amenazándome con
tu arma en mi cabeza; ¡Dispara de una vez! que el miedo se ha acabado.
- -ok-
\"respondió con su voz, de abundante inseguridad\"
El gatillo apretó, un martillo acariciando el centro de la bala, un plomo a corta distancia, que no podría pasar a ser libre sin cruzar por mi cabeza. Eso pensaba en milésima de segundos, cuando el cerebro de aquel desdichado mandara la información a su dedo, aquel dedo de la muerte.
Sonaron muchos casquilleos, por suerte; todo lo pensado era una fantasía, el arma estaba vacía.