Ese día llego y tuvimos que decirnos el adiós
sin saber cuánto duraría nuestra separación;
miré al cielo y supuse que sería el fin de esto,
que no existía la forma de arreglarlo los dos.
Tomaste tus valijas y me diste apenas un beso,
yo suspiré por el aire como ave sin dirección;
me puse firme pues todavía seguía el embeleso
con las esperanzas de que retornara su pasión.
Ya han pasado más de un año desde su partida
y no he sabido nada sobre su vida y su corazón
debiendo pedirle a alguna estrella desprevenida
que cumpla mi deseo: que retorne con su amor.