El viento tiene sus lenguajes
y arropa entre su éter las historias
de mujeres y hombres misioneros
que viajaron errantes por el tiempo,
midiendo el pulso de las hojas
y el canto de sinsontes mañaneros,
aprendiendo el vuelo mariposa
y aullar como el lobo montañero
El viento eterno compañero,
de hombres desprendidos
y mujeres generosas,
que aprendieron de lo pequeño que se hace \"cosa\"
y del sabor del agua tras los cerros;
a pagar el precio de la rosa
cuando se corta y expone en un florero.
El viento sabio consejero
de mujeres y hombres prisioneros
del timonel de un viejo marinero
que anclando su barca en cada puerto
los hizo canción y poemas del eterno.
Racsonando ando.
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