Lloran latidos las nubes, en días grises de lluvia,
golpean fuerte las gotas,
en el suelo de la calle.
El cristal de mi ventana se envuelve en melancolía
y este gris que viste el cielo,
me recuerda tu partida.
Vacío que se llenó, con tristes notas de un piano,
en tardes de viento seco,
resquebrajando mi alma,
acurrucado en un árbol, esperando tu regreso,
mirando siempre el buzón, al salir cada mañana.
Ya no espero ver tus ojos, al doblar cualquier esquina,
ni ver tu cara perdida, camuflada entre la gente.
Mi cuerpo se acostumbró,
a esta soledad que abraza,
pero el corazón no pierde, por tu vuelta la esperanza.