Son tus palabras sencillas las que me hacen no hablar
guardando valioso silencio donde se refugia tu beldad.
Quiero decirte que todo el tiempo ha sido de ti adorar,
que no puedo pensar más que en solamente tu afinidad.
Son tus gestos humanos los que me permiten contemplar
como se desarrolla la costumbre de mamar de tus hijos;
es en tu profesión de madre donde confluye el hondo mar,
allí es donde cada deseo nuevo navega sin un puerto fijo.
No existe la tarea o profesión que no puedas contemplar
pues tienes espaldas anchas que soportan peso de la vida;
estatua con el corazón de cien hombres deberían de alzar
mientras la familia celebra con pasión tu grito de alegría.
Como homenaje, a ellas, rindo simples letras concebidas
esperando vuelen en el cielo como la bandera de libertad
de un país donde se las tiene como soberanas enaltecidas
construyendo cada día la profesión más hermosa de llevar.