angelillo201

Judías del Alba, asaltar el cielo.

Ha llegado el alba tras la noche, una larga noche de dolor en la garganta, donde ha paseado el viento tempestuoso que anunciaba la llegada del otoño. El viento ha aullado como un perro de presa corriendo a la caza, derribando el trabajo del verano.Las cañas de los huertos han ido cayendo, y el cielo se ha ido descubriendo hasta mostrarse desnudo, fiero y duro, dispuesto a no dejarse asaltar.
Durante la noche el viento ha silbado, como disparado por cañones, amenazando a los hijos del alba con su cruel canción.
 La canción del desanimo:
\"Nada se puede cambiar.
Nada ha de sobrevivir a mi paso.
Con las primeras luces,
 os resignaréis en la tierra,
 y asaltaréis el subsuelo,
 como los gusanos,
 hijos del alba\"
Así ha hablado la tempestad en la noche a los manifestante insomnes, llamados los hombres preocupados de la noche.
Los hijos del alba han despertado tosiendo, cansados y con los dedos helados, arrastrándose hasta sus posiciones, como una legión diezmada.De este modo han empezado con los rayos de la radial del astro que corta los cielos, su trabajo.
Los hijos del alba, los hombres de la tierra, los últimos hombres, han visto como subía su semilla, incluso tras la tempestad hacia arriba, hasta los más altos cielos desde el suelo, tras volver a colocar las cañas.
Sin embargo, se han reunido, han hecho una asamblea , y han hablado.
Han concluido que no es el momento de trepar por las judías hasta el cielo, que son demasiado tiernas y se pueden quebrar a mitad de trayendo cayendo al vacío.
El viento de poniente, pícaro y espía ha escuchado. Transportando la noticia a las gaviotas que esperaban en el mar sus palabras de tumba:
Esperaremos a que maduren los guisantes y las judías. En la primavera lo intentaremos con más ganas tras salir del frío invierno. Ahora parias, que cada cual se disperse y se caliente leyendo el País.
Paz y bien hasta la primavera.
Nos arrinconamos.
Angelillo de Uixó.