Ariello

El Aljibe

 

Descolgó su caneca en el aljibe

sin el previo permiso, pues se peca,

el hurtarla de allí no se concibe.

 

Requintando de lleno la caneca

la devuelve otra vez a su espesura

y ¿Qué tal si este aljibe al fin se seca?

 

Vuelve y echa su cuenco más segura

en el hueco profundo de aquel foso

y lo saca repleto de agua pura.

 

Se le acerca un anciano pernicioso

al verterla otra vez, ¡Oh farisea!

¡Nunca tomes el agua de otro pozo!

 

Si la sed te acobarda donde sea

busca el agua en tu aljibe que es más cerca

¿Cómo robas el agua de esta aldea?

 

Se desprende una lágrima en la alberca,

un sabor bien salobre adquiere el agua

y ya nadie al aljibe aquel se acerca.