Soy un viejo, tomo café a menudo
hablo con mi mamá desde que se levanta
a las cuatro para irse al trabajo,
bebo a veces sin sentido para
olvidarme de alguien y termino
recordando paisajes que creí olvidado.
salgo a donde voy como siguiendo
un camino o sabiendo que hay algo en mí
que ha descifrado un misterio que
aún hoy desconozco...
Me gusta la mala memoria porque
me ha quitado pesares que creí eternos.
Cada día veo que no soy la mitad
de lo que fui ayer,
una alegría casi amarga
como rutina me invade a veces
y pierdo un poco el rumbo,
amo lo simple de quienes no tienen nada.
Mi amor busca del gran poema
que componer para alguien
en un día perdido,
siento temor de no culminar
algo que ni se si quise empezarlo
y pierdo lo poco que he madurado
cuando pregunto ¿a dónde irán
las almas de animalitos que la
vida puso a compartir con nosotros?
mi seriedad tiene forma de vidrio porque
la vida es ésta que escribimos, y,
si recuerdo el gran fracaso
que me acompaña,
es una persona que no tuve
las fuerzas para que mi alma
pudiera traerla hasta ahora.