El aroma de las rosas y el ruido de las abejas en sus pétalos
Se impregnan en mi arca de tesoros, en mi antiguo reino
Puedo ver la brillante casa del árbol, majestuosa y salvaje
Albergando ritos y conversaciones, a luz de la luna llena
Los húmedos pastizales, que aminoraron mis caídas
Las plumas de gallinas que un momento huyeron de mí
Las maduras ciruelas que mi cabeza aturdieron
Son del patio, descansan en sus llanuras, en su plenitud
Quiero ver la tierra, mojada y descolorida por el invierno
Y oír a los gorriones emitir sus cantos mañaneros
Contemplar la pegajosa savia del viejo cerezo
En el amparo de ese campo ancestral
Me veo ya en esa montaña, sobre ripio y madera por doquier
Soy el líder del imperio infancia, el niño del polerón sucio
Desde arriba contemplo a mi ejército, es la eterna vegetación
De mis añoranzas pasadas, de mi pasado tricolor
Del juego con mi primo, cultivamos una exótica flor
Que creció en mis emociones, nunca desapareció
Aún veo aquel patio, dibujado en mi ordenador personal
Y los bosquejos del viento, nunca lo dejarán escapar