No se si es una gaviota sin límites de horizontes
o talvez un gorrión veloz pintado de arcoiris.
Para mi todo parece indicar que es un ave
porque su espíritu vuela en el cielo de la vida
y cuesta que se pare mucho tiempo en una rama.
De la primera vez que la vi supe que tiene alas
que prácticamente siempre se mantiene en vuelo,
flota sobre la materia de que está hecho el tiempo
y sobre las llanuras intensamente verdes de las palabras.
Se suspende como las gaviotas lo hacen sobre las olas,
como las águilas y los halcones en lo alto del cielo.
y como una mariposa va en el cause del viento.
Es como si no requiere el suelo para existir.
Seguro que en las nubes altas halla su alimento de ángel
alguna materia sutil, invisible y luminosa del universo
y aquí entre los mortales vive de miradas y de besos,
de palabras amorosas y de gestos cálidos.
Anda siempre como a punto de alzar el vuelo.
Es inquieta como una luz en movimiento
de plumas de colores como un ave de montaña
con esa capacidad escasa de decir verdades
y no dejar heridas, sólo la inquietud de su canto
y esa sonrisa para endulzar lo que nos dice.
Su don es el vuelo y su estancia sólo de paso
con el rasgo exacto de las aves migratorias
que sólo llegan y nos acompañan un tiempo
Tan definitivo es su punto que apenas llega
y ya estoy seguro que muy en breve ya se va.
Es mi sangre, es mi alma, es mi hermana
de amplias alas, surcando cielos solitarios
encima de las nubes, donde no existe el mundo
no existen las palabras huecas, sin sustancia,
sólo extensiones inmensas sembradas de libertad.
Y cantos de aves del mundo que no ha venido
y pasos de seres que brotan arte de sus bocas
y salud, esperanza y sueños de sus manos
Es mi sangre, es mi alma, es mi hermana.