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Despedida y Cierre

Llegaste como viene la luna,
escondida a la luz del día.
Tus palabras eran cuchillas,
y cálido veneno en tus sonrisas.
Mi piel sólo era piel,
y, ¡joder! pronto hiciste herida.

Viniste con otra frontera en mente,
con fecha de caducidad,
yo muero y moriré,
sólo en el mes de Septiembre,
y el resto de toda mi vida,
me toca resucitar.

No quise ser vástago que brotara entre tus ramas.
Nunca ansié ser vela que aguantara tu llama.
No pedí ser barca a merced de tu marea.
Nunca anhelé ser hierro, mástil de tu bandera.
Ya no quiero conquistas en los Reinos de Hades,
ni ser vástago, ni vela, ni barca, ni hierro…
pero quién cojones dijo que el amor fueran voluntades.

Aquel lunes fue difícil,
como si el invierno llegará en Abril.
El martes fui fuego, fui rabia,
fui llanto en una esquina,
un viaje express a los infiernos.
El miércoles fui ceniza entre tus manos,
quedé pobre de palabras,
no supe qué decir.
El jueves desaparecí,
no sabía si quererte
o matarte dentro de mí.
Pasaron 500 años antes del viernes,
y fui pájaro de rojo plumaje…
fui el puto ave Fénix.

No todos los días soy poeta,
pero he visto poesía todos los días.
Viviré en la eterna ciudad de la niebla,
en el charco más profundo,
llama que llama a las puertas del cielo,
bautizando dementes con mi mismo credo.

Y cuándo te vayas,
dónde se enterrarán mis días
¿qué va a ser de ellos?
No sé si podré olvidarte,
y no sé si querré olvidarte.