Lamiendo la miel del reciente éxito
Cruza el Atlántico de vuelta al fuego
del hogar junto a su amada Amparo,
su fiel bastón.
Descansa en Londres
para embarcar a Dieppe
a la mañana.
Surcan las aguas negras
del canal que sentencia
con proyectil de guerra
la muerte, que por sorpresa
atraviesa su camino.
Se cierra su futuro de fresa
y vino con Amparo que fue presa
del piélago helado que besó la proa
del Sussex, partido cual esperanza
de mermelada en su justo medio.
Como Orfeo enamorado bajó al
inframundo para lograr rescatarla
sin éxito.
Enrique con su música no pudo
llevarla al mundo de los vivos.
No llegaba a la cinquentena
y en el mejor momento deja
la luz y la música que le nutría.
Descanse en paz el genio
Enrique Granados.