Alberto Escobar

Enrique y Amparo

 

 

Lamiendo la miel del reciente éxito

Cruza el Atlántico de vuelta al fuego

del hogar junto a su amada Amparo,

su fiel bastón.

 

Descansa en Londres

para embarcar a Dieppe

a la mañana.

 

Surcan las aguas negras

del canal que sentencia

con proyectil de guerra

la muerte, que por sorpresa

atraviesa su camino.

 

Se cierra su futuro de fresa

y vino con Amparo que fue presa

del piélago helado que besó la proa

del Sussex, partido cual esperanza

de mermelada en su justo medio.

 

Como Orfeo enamorado bajó al

inframundo para lograr rescatarla

sin éxito.

 

Enrique con su música no pudo

llevarla al mundo de los vivos.

 

No llegaba a la cinquentena

y en el mejor momento deja

la luz y la música que le nutría.

 

Descanse en paz el genio

Enrique Granados.