Te fuiste sin decirme adiòs
y yo me quede tan tranquilo,
que hasta las rosas de mi jardìn
en la mañana brotan sus petalos,
y en las tardes se recogen
y eso me hace feliz
porque se asemejan a ti.
Cada dìa las riego para que no se marchiten
porque ellas aunque no lo creas
son mi alegría por su color de pureza
y en eso jamàs te igualas tù.