Mar, silencio por conchas acústicas
Testigo en esta tarde memoriosas
Al fondo de mis negros ojos
Una piedra distante es la cima
De la negra montaña, hundida en el mar
Cielo tardío, azul ocaso
Sentado en el coliseo miguelino
He de saludarte con brevedad
A espaldas del barullo excitado
Corear otra lengua, hallar
Otros recuerdos, ausencia de arboles
El día va acortándose entre estímulos
Furor concatenado, desapareces
Como ráfaga entre escalones
Oquedad al mirar a otra dama
Amenaza involuntaria
Imprudencia secreta y sien derivada
(La dama mira , no recuerda nada)
Un sorteo sobrepasa la balanza de la ansiedad
Números clavados en mi mano
Sellan mi próximo recuerdo