Gélido trino que se pasea
entre brazos inamovibles.
Hierro inmortal.
Invencible.
Recuerdo de zarpas
apuñalando el viento.
Cenizas y pétalos que giran
y bailan en pies descalzos.
Que toman recuerdos por las manos,
que besan a una silueta que se derrumba.
Ojos y lágrimas reflejados
en temple de fuego y tierra con
cuerpo de agua.
Manos sucias, vacías.
Aferradas a esencia
de viento, de pluma.
Escición.
Relámpago afilado...
Aliento traidor,
nombre y lágrimas
en un ave que se precipita
hacía una conversación con la tierra.
Octavio Márquez