LLega el momento en que me siento
risco que bifurca la corriente plateadas
de aguas que corren buscando salida.
Soy obstáculo en el fluir ajeno.
Me convierto en ser sobrante con sangre
incesante que golpea los vasos, con más
furia que antes quizás...
Soy gota que colma el vaso de lo impuesto,
del que está en el sitio, en el momento justo.
Soy carne del instante, de la mirada del ciego,
de la sensatez del que se pone en la palestra.
Estómagos agradecidos que digieren la carne
putrefacta sobre el sucio lecho donde reposa,
seres heridos por el puntero rojo que sostiene
el que a la vez aprieta el mango sin sartén
indigno, seres que gozan humillando sobre
muladares al que osa buscar porqués, que se
aúpan sobre hombros de gigantes de caricias
en el lomo, del hoy por mi y mañana por ti.
El que soslaya
la mirada del miedo
vivirá abajo,
en las cloacas negras
del desprecio eterno