Lo que más miedo me da es llegar al final, no por el final en sí, sino por no saber que ese es el fin, estar ahí luchando, tirando puñetazos al aire, yendo contra la corriente, buscando una estrategia como si hubiese una alternativa, desgastándome en el último recoveco de la vida, uno puede luchar toda la vida mientras haya vida por delante, pero entre tanta lucha que tal si a uno se le pasa desapercibido el final, y sigue, sigue como un muerto contra la vida, tratando de vivirla cuando ya ella te ha soltado, que tal si nos suelta antes de tiempo, ¿Cómo se da cuenta uno cuando es hora de dejarlo todo, si está ocupado tratando de sobrevivir?... así, cada día se parece tanto al final que puede pasar desapercibido, morir sin que uno se dé cuenta, seguir caminando como la sombra de una persona, ser sólo un cuerpo que no sabe cuándo caer, ser sólo un muerto que camina.
Me da miedo que se me pase el fin, es la parte más importante, así que de vez en cuando me siento con una tasa de café a ver la vida, como los cuadros del view master, tengo que reconocer que hay cuadros en los que me da un poco de satisfacción estar fuera, imaginar que la vida pasa allá y yo sentada aquí estoy a salvo, a salvo incluso de su final absurdo.