Entre el día y la tarde te recuerdo,
te conviertes verde en los campos,
blancas nubes parecen pastar en el cielo,
turquesa, blanco, rojo, amarillo.
Pájaros en la fiesta de las estaciones
llenos de cantos entre girasoles de papel.
La mañana propicia para recordarte a las nueve,
y la tarde que viene anunciando las cinco
por sobre el vegetal manto de esmeraldas.
El concierto de negros ojos, y labios, brazos;
pavimento serpenteante y la noche húmeda.
En lo alto del camino me quedo,
un espejo lanza miradas a la pared de enfrente
donde dos sombras abrazadas le responden.
Entre el día y la tarde te recuerdo,
el tiempo pasa y se instala entre los paisajes,
se pliega la luna equidistante entre nuestros ojos,
los recuerdos vuelan peinándose en el aire.