Hoy la angustia desborda mi corazón,
Caen lágrimas de dolor, que no entiende la razón,
¡¿Será el alma herida que gime en este día
Porque ha visto ya vencida la flamante llama del amor?,!
Retorcida en el clamor de un equilibrio asfixiante
Entre la calidez del nido y la frialdad de la ocasión.
La jornada anterior, compartir vivencias del pasado
En una sala, el encuentro de la historia y la experiencia,
Al otro lado, en el fresco sereno de la noche
Un cúmulo de felicidad radiante, gala de juventud desbordante
Que vive el instante pleno, sin volver aún al “antes”.
Luego en la habitación del encuentro de almas
Una en calma, entretiene sus sentidos en el color agudizante
De un rectángulo gigante, absorto el pensamiento y distante
No da tregua a lo común, es sólo él, los demás, “restantes”.
Así, la claridad del nuevo día da paso altivo a una nueva jornada
Que no será distinta a lo transcurrido, más bien rutina conocida
De un domingo expectante, donde alegría de almas pequeñas
esperan con ansias todos los habitantes,
que volcados a travesuras cansadoras y exitantes,
serán memorias del instante, trama contada incesante
y nuevamente a lo de siempre, a lo de antes
la rutina laboral, la jornada de estudiantes,
y mi angustia que no pasa, es mayor, desbordante
otra vez la razón entra en escena, y pone en regla
al pensamiento, no es la vida que yo quiero
pero eso, ya no es importante, el tren no tiene andén
al menos por un instante, se debe seguir el viaje
en tanto sueños y esperanzas deben ser mi equipaje.