Yo no sé si al mirarte
me convenzo
o convencido estoy
cuando te miro
y, el reflejarse en el espejo
que a tu espalda diera,
la blancura de tu nalga
que es extraña
como extraño el fulgor
que hay en tu seno.
Por eso no sé
si te miro con deseo
o deseo mirarte algunas noches,
cuando tu pelvis se abre ante mis ojos
pierdo entonces el aliento
y sólo miro
el manjar que me ofreces (que está abierto)
Desconozco el camino a mi regreso
a este regreso brutal -de que estoy vivo-
Me corre la sangre por mis venas
y el celo de verte desnuda
se gangrena…