Consintiendo a la realidad
dormir sobre sueños,
donde la mágica noche
goza de la embriaguez
tierna y dulce de excelsos besos,
mientras la mañana aguarda el cese
del huracán que desarma
las sábanas
para desayunar de tus apetecibles
ganas
de ese rocío que humedece
y refresca en la aurora
el espiritú y el alma,
majestuosa experiencia,
imborrables recuerdos ...
desnudos bajo el cielo
de libres gemidos
que inundo el aire
y las miradas que clamaban
en silencio
el grito imperioso del deseo
que suplica por la infinitud del tiempo
y el eterno momento
de exagerado placer.