En la plaza, en la plaza de armas, aquella noche fume.
No un blunt, no un porro; solo fume una nada.
Una nada que me consumió en el trayecto a mi casa
Me relajo como si un violín susurrara mis oídos
Me aligero como si volara, mi cabeza charlando con mi alma
Una nada que ya no recordaba y volvió conmigo.
Caminata promedio, recorrido conocido
Pensamientos múltiples, tomándome mi tiempo
Apreciando mi ciudad, hermosa sin multitudes
Gracias por salvarme amigo, por esta nada.