Tu amor fue un fruto a punto de caer del árbol.
Yo fuí el árbol. El suelo era la calle.
Las ramas de mi alma te soltaron
y tú rodaste como impelida por el aire.
Donde estará tu redondez indómita,
dónde el pecíolo de tu ser rodante,
qué será de tu semilla incógnita
que buscaba libre prolongarse...