Se fue cantando bajito,
por laberintos de otoño...
Y en sus ojos farolitos,
se alumbró en un alboroto,
el tiempo a ratos bonitos,
guitarra y plaza de toros…
Protocolos de su mente,
como misterios de un cosmos,
resucitaron su gente;
su primavera, y en coro…
se fue escuchando las voces,
de mocedad… de recodos…
Se fue como todo artista,
dejando huella en nosotros!
Y su cantar hoy es brisa,
su versación ya sin rostro;
palabras sabias… precisas…
¡Hoy son sustento y aplomo!
Se fue con su paz encinta,
todo cariño y decoro.
Con el cofre de la vida,
colmado en luz y tesoros…
¡Si algo en la tierra es valioso!
saberse amado por todos…
Se fue y no debo llorarle,
pues en su fe vuelve pronto…
Pero sí voy a extrañarle,
¡Como el azar frente al logro!
¿Cuánto dolerá ésta ausencia?
A cada cual, a su modo…