¡Perdimos el encanto...
el encanto de caminar unidos
por las veredas que
prometimos explorar juntos!...
¡Perdimos el encanto
de entonar las melodías
que solíamos cantar!...
¡Perdimos el encanto
de abrazarnos y besarnos ,
como en la cita de nuestro
primer encuentro! ...
¡Perdimos el encanto
de rozar nuestra piel
que en otrora ardía
entre pasión y deseos !...
¡Perdimos el encanto
de las sonrisas reflejadas
en nuestro rostros
al cruzar las miradas!...
¡Y !...
¿por qué si nos amábamos,
perdimos esos encantos? ...
¡Porque caímos en la rutina
de mirarnos siempre con
los mismos ojos indiferentes!...
Acariciarnos con manos frías,
sin calor ni emoción,
uniendo nuestros cuerpos
sin la ígnea pasión
que desbordan los deseos!
¡He ahí el por qué
perdimos el encanto
de amarnos , acariciarnos locamente,
según el juramento sagrado
hecho ante el Altar del Señor!
¡Sí! ... Perdimos el encanto!...
vacío que ha de llenarlo
otro amor que comprenda
que la pasión y el deseo de amar,
no tiene fecha de vencimiento
cuando se ama y
se desea con vehemencia!...
Nhylath
(F.I. 29716)