Tu lealtad fue despreciada en el momento
en que toca oler los laureles logrados
tras muchos años de honor consagrados,
tras volcar en un engreído elemento
un mundo de vanagloriado talento
que inspiró a algunos de nuestros artistas
como Montaigne, y abrió a Colón las puertas
del nuevo mundo junto a Alonso Sánchez.
No mereció caer en desgracia
no tuvo la culpa, solo fue objeto
de la envidia de unos cuantos.
Solo fue que Nerón sumido en los efluvios
de otros aromas, de otros cantos de sirena
bastardos, decidió la licencia de quién esculpió
su mente desde que era casi esperma.
Prefirió morir antes de recibir una humillación
sin igual del que le debió su sediciente condición
de artista sin arte.
Quiso perecer como su admirado Sócrates pero
el destino se opuso a la consecuencia lógica de
la cicuta, decidió como reo víctima de lo injusto
vaciarse en agua embalsada bajo la neblina
como rejón de justicia, y su maldita asma.
Su venerable muerte le sienta in aetérnum en el
Olimpo de los dioses de la sabiduría.
Cuando Paulina más le necesitaba...
Cuando recibia los frutos de su sapiencia
al abrigo de su retiro espiritual...
El pensamiento
del hombre es volátil y
olvidadizo, sobre
todo con el que le ama.